Las derechas están en contra de las tendencias al igualitarismo pues éstas contradicen la lógica del capital defendido por ellas. Esto es lo que las define en lo fundamental. Las ultraderechas proponen más o menos lo mismo que las derechas, pero son mucho más intolerantes y tienden a formas totalitarias tanto de pensamiento como de poder. Podría decirse que las ultraderechas son más ideológicas que las derechas, puesto que éstas son definitivamente pragmáticas y se adecuan con mayor facilidad a los cambios que les exigen las circunstancias para sobrevivir y mantener su dominación.
En este libro todos los gobiernos mexicanos desde Díaz hasta hoy, salvo el de Lázaro Cárdenas en varios aspectos, han sido de derecha, unos más y otros menos. El de Cárdenas fue un gobierno que aquí se considera bisagra entre sus antecesores y sus sucesores. Contra él se expresaron tanto las derechas como las ultraderechas, todas anticomunistas y hasta fascistas, unas religiosas y otras laicas. Unas ya venían de antes, otras se desarrollaron durante y otras más, o las mismas con cambios de lenguaje y de actitudes, después hasta el presente. Sus motivaciones han sido y son, en primer lugar, impedir que en el país gobierne la izquierda o lo que tanto derechistas como ultraderechistas entiendan por tal.
La Iglesia católica, con excepciones de algunos de sus prelados, ha realizado presiones y alianzas de todo tipo para imponer sus valores: antes anticomunistas y contra el laicismo, ahora sólo contra éste pues el comunismo ya no es visto como una amenaza, si alguna vez lo fue. Su mayor anhelo es eliminar la separación Estado-Iglesia.